Alfajores: A pesar de que su origen proviene de los árabes que conquistaron España, para después desembarcar en América en la época colonial, este manjar dulce fue apropiado y mejorado con nuestro sello. Compañero de emociones indiscutido a lo largo de nuestra vida. ¡Cómo no recordar cuando lo degustábamos en el recreo del colegio!
Cuando nos sacó del apuro porque necesitábamos comer algo dulce, rico y de manera rápida. Regalo por excelencia cuando viajamos y volvemos delas vacaciones con varias cajas tradicionales para repartir entre amigos y familiares. Y hay tantos y tan variados. Negros, blancos, bañados en chocolate o glacé, rellenos de dulce de leche o fruta, dobles, triples… Y todos, claro, ¡deliciosos! Conocé el ranking de los más sabrosos, los imperdibles y los clásicos de siempre.
Mar del Plata, capital nacional del alfajor
Con sólo pensar en “La Perla del Atlántico” se nos viene a la cabeza su típico alfajor, que desde hace años forjó la costumbre de los turistas que visitan la ciudad de comprar una docena o varias para regalar al regresar a casa. Desde 1947, la marca emblemática de “La Feliz” ha sido siempre sinónimo de calidad y de repostería de excelencia, alcanzando un prestigio no sólo nacional, ya que ha trascendido las fronteras. El típico alfajor de la
región se elabora con dos capas de masa de chocolate con un toque de licor y cáscara de naranja, mientras que el centro viene relleno de dulce de leche y un baño de chocolate negro o blanco.
El imbatible de Tucumán
Allí, en donde los argentinos declaramos nuestra independencia, los alfajores tucumanos ostentan un sello distintivo: se preparan con miel de azúcar de caña, un ingrediente típico de la provincia y que le brinda un
sabor inigualable. Una singularidad es que las tapas son muy finas y tiernas. Conocido como “Clarita”, vienen rellenos de dulce de leche, membrillo o merengue. Imposible no probarlos cuando visitamos tierras
tucumanas.
Los santafesinos, con el sello de la Constitución de 1853
Uno de los símbolos de la repostería de Santa Fe es el alfajor de tres capas de masa tipo rogel, rellenos de dulce de leche y cubiertos de merengue o glacé de azúcar. Su tradición se remonta a más de 150 años atrás, cuando
después de la Convención del 1º de mayo de 1853, los 23 constituyentes que estuvieron viviendo seis meses en la provincia eligieron este postre para llevarlo de regalo a sus familias, distribuidas a lo largo y ancho del
territorio nacional, por lo cual desde ese momento esta tentadora creación se transformó en un clásico muy reconocido en todo el país.
Con acento “cordooobés”
“La Docta” no sólo se distingue por sus universidades, sus paisajes serranos maravillosos o el fernet con cola. Sus alfajores también constituyen una marca propia e indeleble de los cordobeses.
Generalmente rellenos de dulces de fruta, destacándose el membrillo como uno de los más tradicionales, son livianos, con poco o casi nada de chocolate y mayoritariamente glaseados por fuera. Los “primos hermanos” son las famosas “colaciones”, exquisitas tabletas glaseadas con mucho dulce de leche, y que se hicieron populares en los conventos y casas religiosas, donde se preparaban para que los niños las coman en los recreos escolares y en las colaciones de los estudiantes. De allí el origen de su nombre.
Los de Catamarca, distintos a todos
El clásico alfajor de la provincia se caracteriza por sus anchas tapas, con abundante dulce de leche entre las mismas, bañados en blanquísimo merengue y espolvoreados con nueces picadas. Así, su presentación ya es
sumamente tentadora a la vista y ni hablar, claro, cuando uno prueba esta delicia, que resulta una experiencia inolvidable hasta para los paladares más exigentes.
La cantidad de alfajores diferentes es interminable. Los patagónicos, por caso, combinan lo mejor de la repostería inmigrante, la tradición argentina y el espíritu de la región, con sus sabores de sauco, frambuesa y frutos del
bosque, entre otros. También están los clásicos de maicena, con su masa amarillenta característica y abundante coco rallado adosado al dulce de leche. Dice el refrán que “en la variedad está el gusto”. Por eso, más allá
de este ranking, lo aconsejable es probar y disfrutar de todos.
¿Querés algo salado? ¡Descubrí aquí las mejores comidas típicas argentinas!