Experimentar la sensación de sentirse un ave ya no es imposible. En los vuelos de bautismo, que se practican en varios puntos de la provincia bonaerense, surcar el cielo es una experiencia de esas que alguna vez en tu vida tenés que hacer. De a poco te vas a empezar a relajar y dejar que la tensión fluya y quede atrás. En esta
extraordinaria actividad, después de haberte ubicado en la cabina de mando, vas a tener la oportunidad de compartir junto a un piloto profesional la preparación de la aeronave y la ejecución del vuelo. De principio a fin.
¡A levantar vuelo!
Sentarse en la cabina de una pequeña aeronave es el primer paso. Junto con un experimentado instructor, tenés que prestar atención a sus indicaciones y mirar todo cuidadosamente en el tablero. La función de cada botón, de cada luz, todo.
Después del recorrido por la pista y el despegue, ya la sensación traspasa nuestro cuerpo y nuestro corazón. Cuando la nave alcanza su altura promedio, todo parece detenerse. La vista desde el aire es increíble. Sobre todo cuando esta práctica se hace al atardecer, para poder apreciar una vista única de la ciudad y el campo con sus primeras luces y la irrepetible puesta del sol en el horizonte. Desde el aeropuerto de San Fernando parten algunos de estos vuelos de bautismo.
Abrí bien tus ojos
En los vuelos que salen desde San Fernando, se tiene una maravillosa vista de Tigre. Pasando por la primera sección de las islas del Delta del Paraná. Y continuando con un marco imponente del norte de Buenos Aires, donde además de disfrutar de unas vistas privilegiadas podrán experimentar las distintas maniobras que se llevan a cabo en un vuelo visual, y que serán comentadas y explicadas por el instructor de vuelo.
El paseo es totalmente tranquilo y agradable, y es apto tanto para adultos como para niños. Puede ser un sorpresivo regalo especial para alguien o para que vos lo compartas solo, con amigos o en familia.
Opciones sin motor
Otra vivencia única para disfrutar desde el cielo son los vuelos de bautismo en planeadores. Esta aeronave sin motor cuenta con doble comando, y no requiere realizar un curso previo ni nada por el estilo. En Cañuelas, el Club de Planeadores espera al visitante con todo ya preparado y listo para volar. Una vez que te sentás junto al piloto, un avión de remolque te llevará hasta alcanzar una altura de 500 metros y desde emprenderás un apacible vuelo.
El único requisito es ser mayor de 14 años y dejar “volar” tu imaginación. La duración del vuelo dependerá principalmente de las condiciones atmosféricas, aunque casi siempre oscila entre los 10 y los 30 minutos.
Si después de aterrizar todavía te quedan ganas de seguir disfrutando desde tierra firme, podés elegir entre estas opciones dentro de la provincia de Buenos Aires.